Martes, 9 de septiembre

Hoy martes teníamos el día completo, pero hemos quedado para resolver el FAX del certificado de llegada que debemos enviar a nuestra facultad de origen, para que nos tengan en cuenta que estamos aquí y nos den el dinero de la beca. A las 10 había una conferencia sobre la cultura checa, pero muy a nuestro pesar nos fue imposible ir jej.
Una vez terminado el FAX encontramos la primera y única sala de ordenadores de la que podemos disponer por ahora, y aprovechamos para enviar algunos correos a casa dando señal de que estábamos vivos.

A media mañana fuimos a abrirnos una cuenta bancaria (libre de gastos por ser estudiante) en el banco KB, llevando un par de fotocopias de dos documentos identificativos, y la hoja que te acredita como estudiante. Además hace falta tener la variable symbol para poner la cuenta como “collection”, es decir, como domicializar el pago de la residencia.

Después nos fuimos a comer con la tutora de Fran y Carlos a un sitio checo, de los que si vas sin saber un perfecto checo no te comes nada que te guste. Y eso me pasó. Hace 20 años que no me comía una sopa y por mis huevos me la tuve que medio probar(comer). Aunque luego el segundo plato sí que estaba bastante bueno, recordándome al sabor del rabo de toro tan rico que tenemos en Córdoba.

Por el camino nos cruzamos con los otros españoles que iban a comer al McDonals, entre ellos a Marivi, que estaba ya bastante más contenta porque había conseguido arreglar todo lo que necesitaba para quedarse de erasmus con nosotros.

A las 4 comenzó nuestra primera clase de inicialización de checo, que la verdad, me encantaría aprender (puedo estar loco, pero lo veo como un idioma exótico).

Después terminamos de ver algunas cosas en los ordenadores, por ejemplo que nos van a cobrar el 24 de septiembre unas 5200 coronas por la residencia (un mes de depósito extra). Y nos fuimos al catering de bienvenida, que había de comida como si de una boda se tratase. Y donde los españoles, o al menos yo que tenía un hambre que me moría, comimos como si fuera gratis (¿sabéis a qué me refiero no? Pues eso).

Luego quedamos por la noche para ir a la primera fiesta erasmus, en el club Mandarín. Me tomé una cerveza y dos fantas (de naranja, que es lo único que venden por aquí), y la verdad, es que nos lo pasamos de puta madre aunque no estuvimos mucha gente.